Erase una vez...

un nidito. No sabía de qué, de quién, pero al pasar los días, con mucho cuidado encontré una Calandria, la dueña de casa...

Por supuesto mi curiosidad no quedó ahí y cada tanto me acercaba para ver qué más podía encontrar... 

Y qué hallé? Una oportunidad única de poder seguir el crecimiento de un pequeño pichón.

Muy tímido al principio...

 y aún más después...

Pero siempre que lo visitaba lo encontraba distinto, con nuevas plumas, cada vez más fuerte.

Nunca salía del nido. No sabía cuanto tiempo lo iba a poder observar...

Hasta que llegó el momento, después de unos días de lluvia lo encontré paradito en el borde de lo que fue su morada, ya listo para dejarla.

Quizás no lo vea más, quizás es el que viene todos los días a tomar agua de la fuente del patio... no lo se. Lo único cierto es que disfruté de una de las maravillas de la naturaleza, y lo mejor de todo es que lo pude compartir con cada uno de uds...

Fin de semana largo, una oportunidad para pasear y apreciar la naturaleza. Prestar atención a los detalles, tener la paciencia para encontrar el momento justo y la constancia para seguir a los que se resisten a quedar retratados... Esta vez conté con chofer de lujo mientras sólo me preocupaba por no perderlos de vista.

 

Nuevas miradas. Cada una esconde un significado distinto, o quizás no... ojalá pudiera leerlas e interpretar lo que dicen. Uno trata de hacerlo pero no deja de apreciarlas con cierta subjetividad y prejuicio humano. Deseo, tristeza, paz... no dejan de ser sentimientos, ¿humanos?... sólo ellos saben.

Aprovechando una salida en familia nos quedamos mirando como practicaban equitación. Para no perder la oportunidad, saqué algunas fotos para practicar en otros escenarios y quisiera compartirlas. Desde ya agradezco a los modelos.

En el lugar menos pensado, en el momento menos imaginado... tiré varias fotos y ninguna salió como quería. Estaba incómodo, había poca luz y la emoción me hacía temblar la mano: siempre quise ver un Martín pescador!! Prometo intentarlo nuevamente, ojalá el destino nos lleve a coincidir de nuevo...

Magia, clavijas al aire

Luz y movimiento

expresión pura.

Nos envolvemos en colores 

y volvemos a mirar, 

como hace tiempo,

desde el alma,

con ojos de niño.

   

De paseo por los parques de mi ciudad, lugares que no todos aprecian pero que ayudan a recordar que la naturaleza aún existe.

Paseando por el camino a la Carrindanga encontramos estas 2 bellezas. Lamentablemente el cielo estaba nublado y hacía frío. Además no teníamos mucho lugar donde dejar el auto, la batería de la cámara se agotaba... igual pude tomar algunas "miradas" gracias a la paciencia de mis amores que me acompañan a todos lados. Que hermoso tener la oportunidad de compartir estos momentos con los seres que uno mas quiere y, por supuesto, que ellos los disfruten de la misma manera.